Posiblemente el tema de las hipotecas, más allá de los dramas familiares que está ocasionando, sea el mejor ejemplo de: a) la movilización social sirve, sirve para crear conciencia de un problema ocultado de forma constante (tanto por víctimas como por medios) como para forzar soluciones; b) los oportunistas abundan en la política de los cínicos. Este problema de las hipotecas y las miles de familias que se van a la calle están siendo una constante desde hace bastante, los últimos dos años el número de ejecuciones hipotecarias se ha disparado, y pocos son los bancos y cajas que responden de forma social y solidaria, más aún, aprovechan un error suyo (la primera tasación de la vivienda) y una vulneración de la ley (dar más que el máximo legal por una hipoteca, se han dado no pocos casos del 100% o más, poniendo tasaciones a futuro) para ganar más, en tanto que con la entrega del bien (y valorado muy por debajo de cuando se dio el crédito, y estando el mercado como está, adjudicándoselo la entidad financiera por el 60% de un valor ya tirado y lejano al original) no cancela la deuda; como decía, pocas son las entidades que han accedido a renegociar los créditos o a crear alquileres sociales como solución al «te quito tu única vivienda y me sigues pagando» (así la familia sigue pagando, pero sigue viviendo en el bien, ya sin la propiedad futura).