Dentro de las democracias representativas modernas (ese llamado «occidente») Estados Unidos tiene una situación especial en cuanto a su política interna, importa más que en ningún otro país (o esa es la sensación que tengo) la vida íntima y religiosa de los distintos candidatos a puestos políticos, y esto es incentivado desde los propios candidatos que exponen a toda su familia como «ejemplo» de lo que son y ponen sobre la palestra su religión como esencia de su yo.