Cada vez más se está insistiendo en el discurso corto, en la brevedad de la información, en que la inmediatez es sinónimo de la falta de profundidad, de la superficialidad de la crónica o de la mera descripción de la opinión, se insiste, en otras palabras, en la defensa de la destrucción de los argumentos en favor de los lemas, en las afirmaciones no sustentadas sobre las que, encima, no se pide sustento alguno, y somos nosotros, los consumidores de información y opinión, los que exigimos esa caída en el nivel de lo que recibiremos, y lo hacemos al premiar el pequeño parte de prensa y el tuiteo frente al artículo largo de investigación o a la opinión bien explicada.