El matrimonio entre Izquierda Unida y el Partido Comunista, aunque no está acabado, no pasa precisamente por su mejor momento. El actuar desde la directiva de Izquierda Unida en cuanto a la persecución de miembros del Partido Comunista para impedirles participar en la federación es, digámoslo suavemente, demasiado descarado como para que desde el Partido Comunista no se intentara plantar cara de forma clara contra la directiva de Izquierda Unida.