– Mira, no lo entiendes – cortó en seco Joaquín mientras se daba media vuelta. Se dirigió hasta la puerta donde se detuvo unos instantes, parecía que iba a rectificar, que giraría aunque sea un poco la cabeza para decir algo más, Marta contuvo la respiración en lo que sintió como una eternidad, como una espera imposible, pero Joaquín solo atinó a bajar un poco la cabeza y marcharse dando un sonoro portazo.