Señor José María Aznar
Me dirijo a usted para plantearle mis inquietudes sobre un tema de trascendencia nacional, que ha copado la agenda política desde aquél desgraciado día en que unos inadaptados decidieron quitar la vida a casi doscientas personas, perpetrando la mayor matanza en España desde la Guerra Civil iniciada por Francisco Franco, allá por 1936. Me dirijo, además, por medio de una carta. Sé que le gusta el intercambio epistolar, aunque sea como simple ejercicio intelectual para reflejar las propias ideas, como hiciera Charles Louis de Secondat, barón de Montesquieu, en las conocidas Cartas Persas, y como usted ha hecho escribiendo a un joven patrón de esa España que tanto dice defender.