Contundente suenan las siguientes palabras de Jorgen del Castillo, Primer Ministro de Perú, al referirse a la inacción del gobierno ante los avisos de la defensoría sobre los conflictos en Ilo:
«Quiero dejar constancia que en el informe defensorial de marzo, abril y mayo no había una línea relativa al problema del canon en Moquegua, había problemas de otro tipo, como el tema agrario y de límites, pero no había una referencia al canon. No es que dijeron y nosotros desatendimos.»
¿Es cierto que no había referencia alguna? En El Comercio no opinan así, y mencionan que la defensoría ya había anunciado el conflicto.
El Primer ministro debe haber echado una mirada muy por encima del Reporte Mensual de Conflictos Sociales Nº 51, de Mayo, porque ahí se dice: «Organizaciones sociales de Ilo reclaman compensación por la explotación de recursos mineros y ante daños ambientales» (página 11 del informe), donde se consigna también a los actores del conflicto: «Población de Ilo y Frente de Defensa de los Intereses de Moquegua y la empresa minera Southern Perú Copper Corporation (SPCC)» (ídem), aunque se advertía que existía una mesa de diálogo, programada para el treinta de mayo y suspendida hasta el 6 de Junio.
El Primer Ministro, que aunque lo parezca no es tonto, dirá que ese conflicto nada tiene que ver con el canon minero, al menos, no está nombrado bajo ese título (si es que, cuando se quiere ser literalista, se es y punto en boca), pero los agentes que participan son básicamente los mismos, salvo que se mete al gobierno central, que para algo tiene poder de decisión en estos temas.
La respuesta es sencilla: Ante los conflictos sociales indicados en el resumen por la defensoría del pueblo, el gobierno tiene que pedir, como poco, más información, y no quedarse con el contenido del cuadro resumen, y ahí recién el Gobierno podrá decir que, a vista de la información extensa de la que disponía, facilitada por fuentes diversas como la Policía, las patronales, los actores sociales, los gobiernos locales de todos los niveles y, por supuesto, la defensoría, actuó según dicha información. Y en su caso, mostrarnos qué información pidió y cuál le remitieron.
Mientras tanto seguirmos viendo a un gobierno que se dedica más a mandar cartas a empresarios foráneos que a resolver los problemas locales, que reconfigura cada vez que puede su discurso y que asegura no existen razones para paro alguno, y pone como ejemplo a la Central sindical de los afiliados a su partido. Tenemos un gobierno que ni escucha ni quiere escuchar. Y las culpas es de los otros, por supuesto. Y hay que cerrar el Congreso, que andan preguntones y así no se puede trabajar.
¿Trabajar? ¡Si es lo único que este gobierno no ha hecho! La culpa del Congreso. Y en las materias o acciones que pueden tomar por sí, la culpa de quienes deben informar, aunque hayan dado la información, y en los demás temas, el mercado es Dios y Alan su profeta, así que por ahí no hay mucho bacalao para cortar, que conste en acta. Y es el sistema adecuado, no lo olvidemos.
¿Y el Ministro del Interior qué se cuenta? Porque al pobre Del Castillo siempre le toca el marrón de comerse con papas las acusaciones de la prensa y oposición, dando la cara por un gobierno que, si bien es cierto que tiene más rostro que espalda, no lo muestra ni para atrás, salvo Jorgito, que hace las veces de diana siempre y cuando el Líder se lo pida, que su palabra es la ley. Aunque claro, este tema sí es «suyo» (y de todos, realmente), como Presidente del Consejo de Ministros, que va con el cargo. Aunque, según informa El Comercio la Unidad de Prevención de Conflictos de la PCM no está activa, y es la encargada de llevar estos temas como punta organizativa del tinglado burocrático policial, al menos esto cuenta Juan Manuel Figueroa, Jefe de la unidad, que suponemos sabrá si su Unidad está o no activa.
Ya sé que el Ministro del Interior no era el competente para el tema que inició el conflicto, pero en su desarrollo posterior, vive dios que sí tenía que abrir esa boquita, pero está muy ocupado planeando su próxima metida de pata, digo, intento de chanchullo, digo, compra masiva de patrulleros sobrevaluados, digo, disparos a detenidos, digo, represiones brutales con muertos por bala en manifestaciones, digo, detenciones arbitrarias de personas sin más pruebas que el «estuvieron ahí», digo, compra de material caducado, digo… ¿Qué se puede decir del actual ministro del Interior? ¡Es un búfalo! Más bien vaca sagrada, intocable, oiga, al matadero que salga Jorge, que se le da bien eso de ser apuñalado por sus servicios prestados a la Patria, que Dios tenga en su gloria y etcétera.
Me he salido descaradamente del tema, si ya hasta parezco un miembro del gobierno respondiendo a las interpelaciones de la oposición, salvo que no tengo ni el sueldo ni la capacidad para llevarme cuantiosas comisiones de toda ventosidad habida.
Volviendo al tema «no nos dijeron nada», queda por solucionar el tema: ¿Cómo es posible que una vez iniciada la huelga en Moquegua el gobierno no haya movido ni un pelo y los hechos se desmadraran hasta el secuestro de policías? ¿Cuantos días tienen que estar cortadas las carreteras y qué hechos deben ocurrir para que el gobierno se percate que se le quema la comida? ¿Es que tan sordos son?
Jorge del Castillo se hace el loco, no le queda otra, el típico yo no sé porque no me avisaron, pero es que la situación fue grave desde el comienzo, y salvo que aseguren la incapacidad comunicativa de toda una región, la única explicación posible es: No quisieron actuar. Y cuando actuaron, lo hicieron peor que su inacción.
Este gobierno actúa, por decirlo de alguna manera, a punta de conflictos, y de embates de la realidad, no se mueve por sí, espera a que el viento le dé en la popa con fuerza para dignar movimiento hacia delante alguno, el problema es que tanto vaivén nos ha colocado frente a un barranco, y como dice el lema, el Perú Avanza. Hay que fregarse, compañeros, que aún quedan muchos años y la caída dolerá.
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