Si California fuera un Estado Independiente (y no uno de los cincuenta federados en esa potencia llamada Estados Unidos) tendría «derecho» a estar en el G-8, es la octava, justo, economía del mundo. Como lo oyen. También es un Estado que, si pudieran quebrar legalmente, estaría en la banca rota más miserable (paradojas de la economía). El primero de julio se declaró la «emergencia fiscal» tras el rechazo del presupuesto en el senado californiano. Arnold Schwarzenegger, el gobernador republicano, contempla sin saber bien qué hacer cómo el fisco ya no recauda casi nada, el endeble sistema fiscal pasa factura en el estado de los millonarios.
En enero me ocupé por encima de la quiebra previsible de California, de cómo se planteaban usar pagarés (vales) en vez de dinero «de verdad», en otras palabras, las mejores prácticas que hemos visto en los países «emergentes» (ya puestos a usar eufemismos) cuando el Estado se queda sin un centavo en el erario, y también medidas como recortes en prestaciones públicas (hasta en la cantidad de horas de atención al público u horas de clase) con el descenso de ingresos para los trabajadores de dichas prestaciones.
La situación sigue igual que en enero, esto es, ha empeorado. El senado, cámara controlada por los demócratas, se opone a los fortísimos recortes en el gasto en servicios sociales que quiere el gobernador republicano, y piden una subida de impuestos a ricos y petroleras, algo que el republicano se niega tajantemente. Este finde se han reunido de urgencia, y más de lo mismo, sin acuerdo y tirándose los trastos los unos a los otros. Mientras tanto el estado se dirige a una gran huelga, promovida por todos esos trabajadores que no están cobrando o no van a poder cobrar porque el Estado no paga a las instituciones que les tienen que pagar…
¿Mientras tanto? todos los californianos usuarios de los servicios sociales pagan pato, junto con todos los trabajadores y proveedores de la administración. No pinta bien la cosa. Los proveedores ahora ven que se les abona con pagarés, deuda pública finalmente, que ya está circulando con cierta alegría en mercados tan poco convencionales eBay. La Comisión de Intercambio Federal (FEC por sus siglas en inglés) ya está metiendo mano en ese mercado de pagarés para que no sea un sindión y aparezca mucho listillo. Hablando de listillos, varios bancos han comenzado a rechazar los pagarés, esto va mal… Los vales son, finalmente, un mal parche que hará que la gracia le salga aun más cara al Estado. En Univisión resumen bien la magnitud de la deuda generada con los pagarés:
«Desde el 2 de julio y hasta la fecha, 101,930 pagarés por un valor de más de $389 millones de dólares han sido impresos y enviados a vendedores de productos o servicios, contratistas, estudiantes becados y varios programas, según indicó la contraloría a EFE. (…) «Todos los días imprimimos pagarés, y vamos a continuar haciéndolo, pero es indispensable que se resuelva esta crisis fiscal», dijo el contralor John Chiang en un comunicado de prensa.»
¿Y lo de la marihuana como solución? Eso de poner impuestos directos más altos para las clases altas y las empresas con altísimos beneficios no gusta a los republicanos, tampoco les suelen gustar (en público y con cantilena moralizante) las drogas que no son legales por el motivo que sea, como la marihuana, pero subir los indirectos no les cuesta tanto, y legalizar un producto para poder cobrar impuestos a su valor añadido casi suena hasta bien…
Un grupo «pro-legalización», Marijuana Policy Project, de la mentada hierba propone como solución a la crisis fiscal el legalizar la marihuana, con lo que, según dicen, se ingresarían unos mil millones en impuestos sobre el cannabis. (Además, se reduciría en gran medida el mercado negro y se ganaría en sanidad del producto a consumir, a la par que se saca a la luz un mercado sumergido…)
El gobernador, en vez de los habituales noes tajantes, ha dicho que toda salida a la crisis debe ser escuchada y debatida (¿y lo de subir impuestos a los ricos no se debe escuchar y debatir?) y que si la gente no lo ve mal, hasta es viable (más del 80% de los californianos, por cierto, estarían de acuerdo con la legalización). Mil millones no solucionarían el desbarajuste de las cuentas públicas, pero darían un respiro al Estado.
Cómo son las cosas, en 1848 comenzó la fiebre del oro en California (y, tras la guerra de EUA contra México, California fue uno de todos esos territorios que pasaron a formar parte de la Unión, aunque dos años antes se declararon república independiente…) que llevó a convertirse en el punto fuerte de la inmigranción tanto interna como internacional, también ese año, en febrero, se publicó el Manifiesto Comunista.
y al final el dictamen paso hoy por la manianas, LEGALIZADA!