«En marzo decía, tras la investidura fracasada de Sánchez -eso sí fue un fracaso-, que no sabía qué harían. Veía las cosas bastante negras para un pacto pero, aún así, algo dentro de mí esperaba otro intento de coronar al líder del PSOE. Llegué a pensar que cuajaría un pacto por media legislatura (que finalmente hasta se propuso de forma relativa, al poner el PSOE sobre la mesa una moción de confianza a los dos años) y de muy mínimos, pero no ha sido posible. El rey, el día de ayer, tras hablar con los implicados (e imaginamos con un nuevo «yo no me presento» de Rajoy), prefirió no proponer a nadie. ¿Por qué? Simple, no hay tiempo de buscar nuevos apoyos tras la propuesta, tenían que ir con los deberes hechos y no fue así. Tanto Sánchez como Rajoy pudieron pedir turno, pero hacerlo era perder una votación en el Congreso de los diputados y ninguno estaba dispuesto a ello. El plazo comenzó gracias a que Sánchez se atrevió, si no, ni eso.» [Continúa leyendo en De Igual a Igual].