Un político español hizo famosa la frase «programa-programa-programa», era la base de su idea para pactos: alrededor de un programa común, compartido, que tuviera la esencia de los programas propios. Antes de las elecciones, a uno de los nuevos partidos se le exigía mostrar su programa electoral (cuando ni se sabía dónde se presentaría, ni el resto habían mostrado los suyos)… ahora vemos que, por lo visto, el programa como tal no es necesario.