El Comercio, en una huida para adelante, saca una de esas «aclaraciones» que no llegan a ser una verdadera rectificación (en el fondo ni en la forma). Así, en una pequeña nota, afirman: «La información que publicamos no implica que los artistas apoyaran el No por la existencia o expectativa de contrataciones». Si vemos la noticia original («Gestión de Susana Villarán contrató a rostros del No») en cuya bajada directamente se pone: «La Municipalidad de Lima pagó por servicios a artistas que luego apoyaron a la alcaldesa en el proceso de marzo del 2013» creo que la aclaración no es tal. La «noticia» que levantó polémica fue la principal de la portada del periódico el 15 de agosto cuya intención, evidentemente, era dejar patente la relación directa entre que la municipalidad de Lima contratara a determinadas personas con su campaña en favor de Villarán.
La información periodística se cuidaba mucho de contar cosas más allá de las cuantías cobradas por esos artistas del No; así que no mencionaba a los del sí ni, por supuesto, si las relaciones eran anteriores, posteriores o normales (por ejemplo, si en otras ocasiones habían sido contratados); no informaba sobre si eran actos reales (parece que todos sí lo eran) o pagos bajo mesa y si, en su día, levantaron o no polémica por el mecanismo de contratación. Soltaba, sin más, que el ayuntamiento contrató a personas del No y que luego estos fueron rostros. Ese luego es importante: no solo por el orden temporal que supone (te pago y luego me devuelves el favor) sino por su función de conjunción ilativa en que nos permite usar la correlación como causalidad: apoyaron el no porque fueron pagados para ello).
En El Comercio reconocen que no realizaron bien su trabajo al asegurar que rompieron sus principios rectores al no llamar a los implicados (y no fue un despiste: sí que aparece, en la portada del periódico, las palabras de uno del PPC que pide que se investigue la «coincidencia con la campaña antirrevocatoria»).
La nota está escrita de tal forma que no es un error de interpretación el pensar que los rostros del No se vendieron al ayuntamiento capitalino para apoyar a Susana, esa es la lectura correcta y adecuada de una información periodística de portada del periódico (con lo cual debió pasar por muchas más revisiones y se le dio especial importancia).
Si simplemente, los de El Comercio, querían indicar una simple correlación (que existe pero que no supone causalidad) sería difícil que la nota apareciera en la portada del periódico impreso y, por supuesto, no aparecerían las palabras del PPC que las vincula con la campaña. No sería noticia.
No, en El Comercio sabían perfectamente lo que decían (lo que querían decir) con la nota: se usó dinero municipal para la campaña del No. Esos no son verdaderos activistas, están pagados. Todo lo demás, contando la «aclaración» (fíjense que ni siquiera hablan de rectificación, aunque incluye una «disculpa» por no llamar -no por el contenido, ya que acusan al lector de ser un idiota de entender mal sus noticias-) que dudo que salga en portada, es lavado de imagen.
La manipulación en la prensa es una constante (y en campaña casi una obligación de sus propietarios, o así la toman, al menos) y el «miente, que algo queda» es uno de los pilares de la misma. Ya hemos visto en todos los medios y foros debates sobre la contratación de esas personalidades (contando los descargos que tuvieron que hacer -y en su momento El Comercio actualizó su nota en Internet para incluir uno de ellos-) por el ayuntamiento; misión cumplida.
Esta nota aclaratoria, semana después de la portada, no cambiará lo dicho y la idea que en la mente de muchos lectores, radiooyentes y televidentes quedará: Villarán pagó con dinero público su campaña y esos artistas son unos vendidos.
Excurso: a fecha de hoy (21 de agosto a las 6am) no se ha incluido en la nota en línea original un enlace (mediante una actualización) al «artículo aclaratorio»; cualquiera que llegue por los enlaces que ya están establecidos en otras páginas webs así como por los buscadores, no se enterarán de la «aclaración» que realiza El Comercio; lo que le resta visibilidad a esa modificación de la lectura de la noticia original.