«En el matiz está la diferencia», dicen (y predicen). En El Comercio encontramos una noticia alarmante sobre censura en nuestra vecina Bolivia, donde, nos dice la agencia (DPA, es su noticia, por ello se encuentra reproducida acríticamente en otros medios), se persigue con cárcel a quien se mofa del presidente de la República. Para DPA la razón de la prisión está en la burla de forma clara, y para ello citan un «tuit» de un economista opositor. En Bolivia Evo, que aun cuenta con un respaldo bastante amplio, comienza a construir un sistema caudillista (y este caso en realidad es un ejemplo de ello, pero no por la censura) y hay medios que temen el crecimiento de la censura, esa parte es innegable. Ahora bien, ¿estamos ante un caso de censura? ¿Realmente se le acusa de burlas al presidente en cualquiera de sus formas?