Entre unas cosas y otras este sábado olvidé «avisarles» en la bitácora de un par de notas subidas en De Igual a Igual, una de ellas la tira sabatina de Igualito y la otra las fotografías de la manifestación del 12m15m de Valladolid. Qué rápido lo he despachado. Lo más «gracioso» de la manifestación fue la contraprogramación realizada por el Ayuntamiento pucelano al meter a la tuna para que tocara en la misma plaza donde terminaba la manifestación y se celebró la asamblea, así que ahí estábamos, juntos pero no revueltos, postal curiosa. Esta situación que ha llevado a un encuentro entre el Subdelegado del Gobierno y «representantes» del 15m vallisoletano. Desde Subdelegación echan la culpa al consistorio al contraprogramar algo en la Plaza Mayor, pero no lo dicen públicamente (o mejor dicho, con todo el ruido que harían si no fueran del mismo partido), desde la municipalidad… bien gracias. Mañana todo mundo a la calle.
La tira de Igualito, ya la decimosexta (y manteniendo el ritmo de los sábados y todo) esta vez se alejó por un momento de las calles, se sentó en las gradas vacías de un estadio cualquiera (cof cof, Nueva Balastera, cof cof), acompañando a Clemente, en un sentido homenaje a Don Carlos Loiseau, Caloi. Hasta acá con Igualito.
Los dibujos estos los pondré en el orden en que fueron hechos. Les presento a la Hada María. O una prueba de concepto de la misma. En una situación que no voy a describir con profundidad, hice un dibujo de ese «Jairo», una versión «metálica» y actualizada de Pinocho, en plan parodia. En ese mismo contexto me piden que haga a «María el Hada», días después me puse a «jugar» e hice una postura y le puse dos ropas distintas, en plan sencillo, las pinté, imprimí y mostré al que me había «retado», ¡y no me creyó! No creyó que fueran mis pintarrajos. ¿Cuál les gusta más? A mí la que tira del casual, aunque metí unos tacones innecesarios, en plan botines… Así que decido «demostrar» la autoría llevando el principio de dicho cuento de actualización de Pinocho a una breve historieta:
Sin poner todo el cuento o contextualizar con toda la historia es difícil encontrarle la menor gracia a esas tres páginas, pero, sin querer ser demasiado tautológico, son lo que son y sirven para lo que sirven. ¿Por qué en blanco y negro? Porque pintar eso, para lo que quería «probar», es demasiado trabajo. Porque quería hacer una prueba montando un epub (y acá lo tienen: Jairocho -ya puedo subir epubs, no hay nada como ir a los foros-) y probarlo en mi lector… a falta de portada le puse una viñeta en grande.
La verdad es que estoy contento con el aspecto en el lector de libros electrónicos (que tiene 16 escalas de grises y funciona con una buena resolución), me quedé con ganas de indexar la imagen para que saliera en 16, pero no, ya mucho. Unas lecciones: Ese tamaño de letra se lee bien, es mejor jugar con el tamaño de la pantalla del lector, por tanto, algo más ancho que la relación de aspecto de una página… Mmmm, problema. He visto ya algunos cómics hechos pensando en lectores (sobre todo tabletas) que juegan con una disposición distinta, en vez de vertical optar por el apaisado, eso significa cambiar la forma de plantear la propia página, pero claro, la idea es una posición distinta en la lectura. ¿Por qué no?
El problema acá es que frente a un tamaño claro y determinado sobre el que se solía trabajar, el cómic vivirá entre distintas pantallas con distintas resoluciones y relaciones de aspectos. Hacer cosas con mucho detalle donde no se notará, quedar con la letra chica o muy grande son problemas presentes, lo ideal es que toda la página se vea bien sin tener que tirar de zum y tal. Pero está claro que no es lo mismo mi pantalla (768×1024, 6 pulgadas, 16 niveles de gris) que esos bicharracos de 9,7 pulgadas (1200×1600) u otros de 10 pulgadas (pero con una resolución algo más baja para su tamaño, 1024×1280), sin contar con la enorme diversidad de pantallas de tabletas (y que viven del color, a diferencia de los antes mencionados), que no solo se refleja en los tamaños y resoluciones, sino en las relaciones de aspecto (algo bastante más estable en los lectores de ciberlibros, descontando, claro, los «raros», cuadrados o panorámicos). Pero esto de las ciberhistorietas ya lo trato otro día…