Hace unos días en La Sexta 2 pusieron en el gallinero llamado plató a unos cuantos periodistas pro frente a otros anti nucleares, para que se clavaran todo tipo de cuchillos, dagas, hachas y objetos contundentes varios. Lo curioso era ver cómo todos decían que la otra parte no atendía a razones, y se dejaban llevar o por su corazón verde o por la billetera de los grupos eléctricos que son, en realidad, más pro que otra cosa. De paso a los ecologistas les caía una y otra vez garrote, y ya cuando pusieron a alguien de Greenpeace en el debate se volvió un extraño punto de golpes tanto de los pros como de los anti. Una de las pro, disculpen que no recuerde el nombre, tenía como arma el lanzar preguntas (las cuales requerían un sí o no y no admitían, para la periodista, matiz alguno, preguntas tramposas, sea dicho), una de las que le hizo ganar más puntos (supongo que cogió en frío a sus contrincantes) fue algo así como: «Cuando un pantano que alimenta a una planta hidroeléctrica se desborda, como ya ha pasado, pueden morir miles bajo las aguas de la misma, ¿la próxima vez que pase los ecologistas se pondrán en contra de las plantas hidroeléctricas? Porque en Japón, resistiendo un terremoto de 9º, aun no muere nadie por la radiactividad, y el problema no fue el terremoto, sino el tsunami». Y quería un sí o un no.