Está el panorama político vasco-español agitado por la irrupción de un nuevo partido, Sortu, que muchos ven como la mano blanqueada de ETA-Batasuna y otros como una oportunidad de que parte de la izquierda abertzale vasca tenga representación política cumpliendo las reglas del juego. Hasta hace unos meses se exigía, no solo por la ley, sino por la derecha y la socialdemocracia española que la «parte política» deslindara por fin con la «parte terrorista», esto es, que dijera «no a la violencia de ETA», una vez que parecía (tras el alto al fuego y demás, ampliado hace poco) que el entorno político de esa parte de la ciudadanía condenaría a ETA se comenzó a exigir, además de dicha condena, «una cuarentena», para comprobar nomás. Si bien la necesidad de «condena a ETA» es un requisito absurdo de la actual ley de partidos (en realidad es condena a la violencia como forma de conseguir resultados políticos, no es requisito decir «condeno a ETA»… habría que ver si le aplicamos la ley de Partidos al PP por las declaraciones de Aznar sobre Iraq, Israel o Egipto, o al PSOE por no condenar los sucesos del Sahara occidental), esa cuarentena no está en la ley. No se puede exigir. Y por lo pronto, el vocero del nuevo partido dice que cumplirán con la Ley de Partidos.