No son pocas las veces en que la «solución» es peor que el problema. Tampoco son pocas las veces en que los gobernantes anuncian que harán algo y solo lo cumplen en pura «apariencia», mientras que la realidad subyacente es peor que el problema, o al menos, tiene los mismos inconvenientes que este. Así pues la solución del presidente Barack Obama, que prometió cerrar la cárcel de las Torturas llamada Guantánamo, es la de encerrar a 48 presos de esa cárcel de por vida sin que pisen un tribunal. Aunque parezca una tontería, el Estado de Derecho nace en dos ambientes muy determinados: Derecho Sancionador (el Penal en esa época prácticamente el único) y Derecho Tributario.
Es cierto que el gobierno de Obama se enfrenta a unos representantes de la nación, senadores y congresistas, que no quieren que los presos ilegales de Guantánamo (cuánta ironía que el principal agujero jurídico en Estados Unidos esté enclavado dentro de la isla donde se encuentra el gobierno más cuestionado en el apartado de derechos humanos por parte de Estados Unidos) pisen suelo continental patrio, así quieren prohibir traslados hacia EUA, con lo que impedirían, además, que se celebraran los necesarios juicios civiles (ya sabemos qué ha pasado con los aberrantes intentos de aplicar la jurisdicción militar, cosa que carece de sentido cuando no se les reconoce el estatus de prisioneros de guerra, sino el de «combatientes enemigos», el conejo de la chistera de la administración Bush para incumplir el Derecho Internacional, además del nacional).
Pero la forma en que se está realizando el «cierre» de Guantánamo no solo es ineficiente y lenta (y en parte culpa del parlamento estadounidense), sino que el gobierno actual ha terminado reconociendo que los que estaban ahí bien encerrados se encontraban, a unos, los que tenían orden de ser liberados por los tribunales, se les ha incumplido parcialmente sus derechos de ser reincorporados a la vida civil en Estados Unidos y se ha hecho lo posible para «expulsarlos» (contraviniendo las órdenes de los tribunales), a otros, unos sobre los que no tenían pruebas para retenerlos ilegalmente (y ya han pasado tanto tiempo encerrados) se les manda a países que nada tienen que ver con ellos (como España) con un régimen que ni es de libertad ni es de prisión, y es sin dudas ilegal. Estados Unidos, además, ha pagado de variadas formas a los países que los aceptan (a España unos 85 dólares por cabeza), en el colmo de la indignidad (también para los que aceptan).
La presidencia también reculó en cuanto a los juicios civiles para todos, poniendo a unos cuantos en comisiones militares (en teoría más garantista que las de Bush, pero no exageremos en este punto la diferencia entre unas y otras) y prometió que los que iban a tribunales federales ordinarios sería frente a magistrados «contundentes», así que olvídese usted de lo del Juez Natural, derecho básico en el proceso penal para evitar arbitrariedades, olvídese por completo de eso, y tenga en cambio tribunales con condenas ya preparadas.
Ahora la ocurrencia de la Casa Blanca empeora el problema: Cárcel de por vida sin sentencia, pero con posibilidad de recurrirla. ¿Qué? ¿Cómo pueden mantener a alguien en la cárcel sin ser encontrado culpable por el sistema judicial? Nada, simplemente se decide gubernativamente y punto. ¿Derechos? Ninguno y menos. ¿Recurrir? ¿El qué? ¿La orden de prisión perpetua? No hay sentencia para recurrir, y lo que es arbitrario, cuando se recurre, obtiene respuestas arbitrarias. Estos son los derechos humanos en Guantánamo: Nada. Una broma pesada que el gobierno no está dispuesto a aceptar.
La única solución para Guantánamo era el cierre inmediato, el traslado de los presos ante el juez natural que les correspondiera (ojo, que muchos de ellos han sido secuestrados por el gobierno estadounidense) o puestos en inmediata libertad, sin importar qué tal «peligrosos» podrían ser, puesto que ni hay pruebas ni hay nada en su contra, salvo «sospechas», o «confesiones» obtenidas bajo tortura. Inadmisible.
Y Guantánamo, no lo olvidemos, en una cárcel pública que conocemos. Como conocemos que Estados Unidos tiene y ha tenido cárceles «secretas», y si todo eso pasa en una base pública como Guantánamo, a saber lo que ocurre en las mazmorras ocultas a la luz pública.
Lo que me parece raro es que no les apliquen pena de muerte. O sea, ya les han hecho tantas cosas, y tanto dinero les cuesta, que no sé por qué no hacen lo que hacen con otros presos. Total, si ya vulneran todo tratado de derechos humanos, uno más…
En verdad es una vergüenza humana todo eso.