El gobierno peruano se está preparando para la guerra, pero el enemigo no es una potencia militar extranjera, sino que son sus propios ciudadanos. La policía, por lo visto, no es lo suficientemente letal para frenar la protesta social, no es lo suficientemente efectiva frente a los conflictos que amargan al habitante de palacio. Quien ocupa el sillón de Pizarro quiere aplicar soluciones fracasadas de antaño a problemas jamás resueltos, en su nuevo catecismo donde han abandonado cualquier lucha en favor de la justicia social, la mano dura y el militarismo cobran nuevos bríos desde el Decreto Supremo Nº 007-2008-DE, por el cual se permite que el Presidente de la República mande tropas a zonas que no están declaradas en emergencia. Esto es, carta blanca para el presidente, con una norma del ejecutivo, para que el ejército reprima al pueblo que juró proteger.
Si es que las coincidencias entre los fujimoristas y el APRA Converso no son sólo programáticas, o en cuestiones finales y globales (entre las que se incluye todo el programa económico de la Derecha conservadora y mercantilista, oculta siempre tras el manto liberal), ahora la coincidencia es tal que hasta en la forma de afrontar los problemas ciudadanos se parecen: Con el ejército.
Roberto Chiabra, general (r) del Ejército, otrora Ministro de Defensa, tiene bastante claras sus objeciones a la norma, y siempre desde el conocimiento de qué es el ejército y para qué sirve (o para qué han sido entrenados, si se prefiere):
«Esto afectará la solución de conflictos sociales, porque las Fuerzas Armadas no tienen esa finalidad […] No favorece en nada la participación de las Fuerzas Armadas en las movilizaciones sociales. No es su misión. No está en capacidad de poder hacerlo. Es la Policía Nacional la que tiene que asumir sus responsabilidades, que para eso está entrenada y capacitada. El empleo de las Fuerzas Armadas para enfrentar una movilización social va a ser un grave error. […] La Policía sale con su escudo y su palo. ¿El soldado con qué va a salir? Con el fusil […] No entiendo por qué generar también, como hemos visto hace algunos días, un clima de inseguridad irreal. No entiendo cómo en el año de las cumbres, cuando el Perú debe demostrar que además de un crecimiento económico tiene una tranquilidad y una seguridad que le permita a los capitales extranjeros venir a invertir con toda comodidad, estemos generando un clima [de inseguridad] que no corresponde». [negritas mías]
Según el ex Ministro de Defensa, ya existían fórmulas que permiten al Ejército entrar en zonas no declaradas en Emergencia para «casos de convulsión social», siendo siempre su labor la de apoyar y asegurar que los servicios públicos, puertos y aeropuertos no interrumpan su funcionamiento, pero que plantar cara a los conflictos sociales es un trabajo para las fuerzas de seguridad internas, no para el ejército. A su vez el Gral (r) Chiabra consideró que la norma permitiría a la policía el recabar el auxilio del ejército sin necesidad siquiera de autorización presidencial.
Esta norma, publicada el 27 de abril, junto con la expulsión de la Coordinadora de Derechos Humanos del Consejo Nacional de Derechos Humanos, amplía realmente los supuestos de intervención de las Fuerzas Armadas en situaciones internas, lo que sumado al actual devenir del gobierno peruano, nos debe preocupar sobremanera. No es posible que permitamos al gobierno avanzar no ya en la criminalización de la protesta social (lo que pasaba hasta ahora, y de ahí el claro enfrentamiento del gobierno con agentes sociales como sindicatos, ONG medioambientales, comunidades de campesinos, sindicatos y demás), sino en el tratamiento como enemigos de la patria a esos agentes, a todos nosotros, y de ahí que la acusación de «terrorista» y «traidor a la patria» estén recobrando un lugar importante en la dialéctica del poder, de ser simplemente una panda de agitadores hemos pasado a ser traidores y un enemigo a abatir a punta de FN Herstal F2000. Y mientras tanto, el gobierno va borrando observadores independientes y preocupados por los Derechos Humanos de las instancias oficiales, como es el caso del Consejo Nacional de Derechos Humanos y la expulsión de la Coordinadora, a la par que se acusó de traidor a la patria, por el propio presidente del Perú, a un insigne miembro de APRODEH, tan sólo por afirmar que el MRTA es una organización terrorista no-activa.
Básicamente esta reforma del Reglamento de la Ley 28222 aprobado mediante Decreto Supremo Nº 024-2005-DE/SG aligera los ya sencillos trámites para pedir la intervención del ejército en zonas no declaradas en estado de emergencia, así pues, antes debía ser evaluado por el Consejo de Ministros y aprobarse la intervención mediante Decreto Supremo, actualmente la autorización requiere únicamente una Resolución Suprema dictada por el Presidente de la República y el refrendo de los ministros de Defensa e Interior.
Sinceramente temo que se use en demasía el argumento del artículo 2 punto C del Reglamento de la Ley 28222 para justificar la presencia del ejército en cuanta marcha se convoque en contra del gobierno, en tanto que la autoridad competente (ministros de Interior y Defensa, junto con un Presidente que no tarda en llamar terrorista a cuanto sujeto se le pone en frente) actualmente ya sospecha de la presencia de elementos terroristas en cuanta marcha está planeada (así pues, todo el tema de Melissa Patiño va en esa línea, la de criminalizar ex ante las marchas que tendrán lugar durante las cumbres, al vincularlas con el terrorismo).
El ejército no está preparado para realizar funciones de policía antidisturbio, si ya los policías tienden a propasarse en el uso de armas de fuego durante las marchas, no quiero ni imaginarme qué harían unos militares entrenados para ver al que está en frente como un enemigo a eliminar. Es imposible pensar en el ejército y en métodos no letales a la vez, la confrontación está siendo buscada por el ejecutivo para continuar con el desprestigio de todo aquél que no crea en el desarrollo económico «a toda costa» y que sí busque mejoras sociales.
Qué mala pinta tiene todo lo último que nos cuentas del Perú…
Espero que salgan bien de ésta.
Salud
Gracias por las buenas esperanzas. La verdad es que en nuestra historia reciente la hemos tenido bastante peor… Con un poco de suerte todo queda en «simple miedo» y «no pasa nada más allá del discurso» (lo malo es depender de «la suerte»).
Gracias por el comentario y hasta luego ;)
Poco a poco este gobierno está mandando al carajo el derecho ciudadano… qué vaina.
Basicamente estamos en una epoca que toda disidencia quiere ser aplastada y, lamentablemente, el Presidente se escuda en decir que quiere hacer algo antes de morirse para justificar su voluntarismo y su afan confrontativo.
Salud
Gracias por el comentario D. JAG. Ha dado en el clavo ;).
Hasta luego y perdone por la demora en la respuesta.
En principio de ACUERDO sobre el no uso de los ejercitos en la solucion de temas sociales salvo que la policia sea superada y los militares con su presencia logren accion disuasiva. Sin embargo, bajo los nuevos tipos de guerra (terrorismo, guerra molecular o asimetrica), las FF AA deben estar capacitadas y entrenadas para su intervencion. De otra manera se deja liberada un accionar tipo militar usado por los enemigos contra uno policial aplicado por el gobierno.
Este es un tema muy sensible debejdo al uso ideologico que se ha dado a este tipo de enfrentamiento, por lo que debe llevarse a la dimension legal quw asegure la institucionalizacion del accionar militar. Si bien, ante las emergencias ello pueda resultar critico, el seguir los pasos legales afianzara la medida, permitira su constitucionalidad y asegurara la mas correcta ejecucion. Desconocer esta realidad, por razones de coyuntura ideologica, es un error de graves consecuencias operacionales. Uno de los medios de la defensa es el planeamiento conforme los posibles diversos escenarios y, a los tradicionales, deberan incluir los modernos y aun futuros por lo que se requiere una ingenieria prospectiva que debe ser cumplida inexorablemente. La prevencio es prudencia y esta es implmentar la experiencia inteligentemente.