Es entretenida la dialéctica surgida entre quien pregunta y quien responde, sobre todo cuando el acuerdo total no se consigue a la primera, sino resulta un simple ejercicio de asentir con la cabeza más propio de tiempos pretéritos en las escuelas fiscales de la regla en la mano como método correccional. A lo que iba, a lo que voy, las «preguntas con K» vuelven, y aprovecho este espacio para responderlas (allá, en su sitio, dejaré un comentario resumen).