El sábado 9 de Abril de 1977, conocido como el sábado santo rojo, el gobierno de Adolfo Suárez dio el paso definitivo para permitir la transición española hacia la monarquía parlamentaria: fue aceptada el alta del Partido Comunista en el registro de Asociaciones Políticas del Ministerio de Gobernación. Con esto quedó legalizado el Partido Comunista de España. Se superó así la clandestinidad de casi cuarenta años de lucha contra el fascismo del régimen de Francisco Franco, para pasar a ser un partido más en el pronto juego democrático de España.