vienen mal que nos las recuerden, mejor aún, que SE LAS RECUERDEN, a
esos que se niegan a escuchar, a esos que se niegan a reconocer los
derechos. El mundo Laboral tiene estas cosas, sobre todo en cuento a
inmigrantes irregulares (y resto de trabajadores) se refiere.
La última normalización de residentes (realmente la regularización de inmigrantes con 6 meses de residencia no es más que una normalización de YA residentes), al dejarse en manos de los empresarios (salvo para personal del hogar, con la lógica consecuencia que son estos las que más han regularizado su situación), los que no han deseado normalizar a sus empleados han, o hecho caso omiso a los llamamientos para que den de alta a sus trabajadores o despedido a los que pedían la regularización.
Este es uno de esos casos, un trabajador que va donde el patrón para que le firme un contrato (es el problema que, por un lado el sistema es consensual, pero por otro, te piden todo por escrito), y este lo despide, está claro, si el empresario quisiera un trabajador con todas las de la ley (alta en la seguridad social, salario conforme a convenio, vacaciones y demás) hubiese contratado a uno “legal” (nacional o no, pero de la forma marcada por la ley), pero, los empresarios, son los que más quieren a la inmigración ilegal, les da más beneficios.
La indemnización que reciba este ciudadano boliviano es o será irrisoria, y lo más seguro es que este sujeto tenga o contrate más trabajadores de forma irregular, o perseguimos eso o siempre saldremos (saldrán) perdiendo los mismos, y esta historia ya dura demasiado.