Euskadi Ta Askatasuna (ETA) anuncia el fin del alto al fuego permanente.
«Reafirmamos nuestra decisión de defender por las armas este pueblo al que agreden por las armas. (…) ETA quiere anunciar que abandona el alto el fuego permanente y que adopta la decisión de actuar en todos los frentes en defensa de Euskal Herria» (ETA, 5 de Junio de 2007). Con estas palabras ETA da fin, formalmente, al alto al fuego permanente que declaró en marzo del 2006. ETA, realmente, había acabado con la tregua (como tal) cuando atentó en Barajas el pasado 30 de Diciembre. ETA realizó, tras el atentado, un curioso comunicado en el cual se mantenía la tregua. ¿Cómo era posible eso? Nos preguntamos muchos. El gobierno, en ese momento, declaró el fin del diálogo con la banda terrorista (lo dijo tal cual, por mucho que otros insistan en que jamás se mencionó).
El diálogo es necesario, realmente creo que el camino no puede ser «simplemente policial», puesto que dicha fórmula no resuelve un conflicto que sí existe (no entraré en quiénes tienen «más razón» o quiénes originaron el conflicto, puesto que resulta ocioso entrar en dicha discusión en tanto que pretende negar la existencia del conflicto como tal al dejarlo como «de una parte»). El odio no cesará si no se ataca a la base del mismo, y policialmente simplemente se alimenta dicho odio. Por otro lado, con las armas la banda terrorista simplemente creará miedo entre los ciudadanos españoles (incluyo, por supuesto, a los vascos), lo cual genera rechazo al proyecto político que sí llevan (no son una simple panda de mafiosos, aunque muchas veces -demasiadas veces- lo parezcan).
ETA, por medio de los hechos, ya había roto la tregua (el alto al fuego permanente, por más que la banda insistía en que se continuaba con la tregua), y el gobierno ya había anunciado el fin del diálogo con la banda terrorista. Ya no había nada, cierta calma por la falta de atentados de ETA, que ya se vivía antes de la declaración del alto al fuego por parte de ETA. Esto es, no cambia nada la situación congelada en la que se vive lo que debiera ser el final del conflicto. Pero los unos quieren mantener las armas, y los otros no están dispuestos a realizar siquiera negociaciones subpolíticas (como sería la referente a la política penitenciaria). En fin, falta de voluntad por las dos partes, los unos no quisieron realizar lo que sí podían (acercamiento de presos, como un buen ejemplo -algo, sea dicho, que sí hizo el PP cuando negoció con ETA-), mientras que los otros no quisieron dejar su medio de vida (y esa sensación de poder que deben sentir matando).
ETA debe guardar la pistola un tiempo, para poder entablar un diálogo como la sociedad en su conjunto se merece.