Cada vez se repite con más frecuencia: una persona con cierta llegada o un colectivo ven cómo su página o usuario en una -mal llamada- red social es bloqueado. Las explicaciones suelen ser nulas y las razones se encuentran, no pocas veces, en una coordinación de los «reportes» de algo que ha publicado esa persona o colectivo. Por supuesto, en esas redes hay mil mensajes peores -en todos los sentidos- que nadie ha reportado o no lo suficiente para su bloqueo. Además, en algunas de estas plataformas, por lo que quieren ser, directamente impiden que se suba o publique determinados contenidos, lo cual hasta obliga a cambiar logotipo a algunos colectivos.