Libia, intereses y derechos humanos

Las guerras las hacen los poderosos para saciar sus intereses, ni más ni menos. Breve reflexión en De Igual a Igual sobre la guerra en Libia. (Sí, la imagen es un rotoscopiado.)


Copio el artículo de Archive, pues ya no está en D=a=.

por José María Rodríguez Arias

 

Hace poco más de dos años comenté sobre los cuarenta años de Muammar al-Gaddafi en el poder, en aquel momento destaqué cómo Libia había pasado de tener un gobierno declarado terrorista por Estados Unidos y aliados y condenado duramente por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSONU) para ser un país amigo de occidente. El atentado contra las torres Gemelas y otros le vino bien al régimen de Al-Gaddafi para mostrar su «nueva imagen», fue de esos estados que condenó casi instantáneamente los actos terroristas, dos años después ya era un país «amigo», incluso algunos ex mandatarios, como Aznar, apoyaron al dictador Libio al principio de la primavera árabe, otros más de los «nuestros» no podía caer, como pasó con el presidente egipcio.

En la alta política (pero con minúscula) nada es gratuito y cada quien mueve sus piezas, así gobiernos como el francés se apresuraron a apoyar a los «rebeldes» en Libia, dizque preocupados por los derechos humanos y la falta de libertades en ese país (¿durante los 5 años de amor entre ese país y «occidente» la situación era distinta? no, pero el viento cambió de dirección), en los rebeldes, líderes tribales adversarios del dictador pero con poco bagaje democrático, comenzaron a incorporarse hombres que se suponían fieles al dictador, eso en vez de causar rechazo a los países que bombardeaban al ejército de Al-Gaddafi les daba bastante igual, o lo aplaudían, gente con la que ya se entendían de antes, como embajadores, gente con la que ya se sabe de qué hablar, que poderoso caballero…

En su día indiqué:

«En Libia, además, se está dando algo que en el resto del mundo revoltoso árabe no se ha dado: La intervención de la ONU (en la que se cisca Gadafi). Y no, no es por la grave violencia que se vive en ese país a diferencia de Egipto (donde la represión, por inacción del ejército que prefirió desobedecer al autócrata, no se dio a esa brutal escala), ya que en otros lados, como puede ser Baréin, la ONU no supera el estadio de «denuncia» por parte de la comisionada de la ONU para los DD.HH., y la participación internacional más bien es para apoyar al régimen represor y opresor del reino (así Arabia Saudí y otros miembros del Consejo de Cooperación del Golfo ya mandaron tropas para ayudar a matar civiles en la pequeña isla) antes que para apoyar a quienes piden democracia, y a esa mayoría gobernada por una minoría.»

Esa diferencia se mantiene, en algunos países las revueltas de la primavera aun hoy perviven, pero nadie ayuda a los rebeldes, más bien hasta se aplaude a quien aplasta a dichas rebeliones, y si no hay amistad o petróleo, un jalón de orejas verbal y poco más. Por ello no nos extraña que una vez los rebeldes han triunfado (al menos aparentemente, como pasó con el triunfo aparente de Estados Unidos en Iraq o en Afganistán), un presidente francés crecido corrió a Libia para recordar que favores se pagan con favores, le ganó la puesta del pie a otros como Turquía o Estados Unidos, y todos los países que participaron en las operaciones militares ya quieren «cobrar» la deuda, dicen que para la reconstrucción son necesarios, y que también pueden ayudar con el petróleo y demás, ah, y en armar las instituciones, siempre importante.

El que manda en Irán, Ahmadineyad, se lo dijo a una periodista española: «Occidente» apoya y arma a dictadores que ahora busca derrocar, pasó en Afganistán, Iraq, Egipto y Túnez (todos en los últimos 10 años), y en menor medida en la propia Libia. Cuando los apoyó y armó cobró por ello, cuando los «libera» también les pasa la factura, y de muchas formas distintas, una de ellas es el control y explotación del futuro del país. Y encima quieren que parezca que intervienen por el bien del pueblo libio… Lamentablemente no es cierto.

Mientras tanto occidente, sobre todo Estados Unidos (e Israel), hacen y deshacen lo que les da la gana, matan y torturan, bombardean países impunemente o les impiden lo que ellos reclaman para, por ejemplo, el pueblo Libio. Demuestran que aunque ya no tengan el poderío económico de antaño, siguen siendo el imperio en el sentido más estricto posible, siguen mandando en el mundo y pueden iniciar las guerras que quieran y cambiar a los mandatarios con solo estornudar. También demuestran lo poco fiables que resultan para sus aliados, en un momento lo eres y al siguiente ya están apoyando a tus enemigos internos.

El papel de los medios no deja de ser curioso, de encumbrar a Al-Gaddafi como un exéntrico y buen amigo de occidente a un sanguinario que bombardea ciudades (ambas cosas eran ciertas), de recordar que Libia era uno de los países africanos con mejores datos económicos (la sexta mayor economía del continente, siendo un país pequeño) y sociales (según el IDH del PNUD, el primer puesto en África lo ocupaba Libia, seguida por Mauricio y Túnez), y así justificar por qué occidente era tan amigo de un dictador que hace diez años era considerado terrorista, a contarnos las grandes desigualdades sociales de dicho país (como si fuera novedad), lo olvidadas que estaban muchas personas, en fin, la falta de libertades, para justificar la guerra…

¿Y en otros países de África (o el mundo) eso no pasa? Aun hay guerras en ese continente que la intervención de occidente podría parar, aun hay dictadores que son aplaudidos por países como España, y muchas zonas viven en unas condiciones desde las que el pueblo libio parece estar en el paraíso. No nos equivoquemos, nada de esa guerra tenía que ver ni con el pueblo ni con sus condiciones de vida ni con la democracia y los derechos humanos, si así fuera Libia sería uno de los últimos países en los cuales intervenir.

Incluso si dijéramos que se comenzó por Túnez, Egipto y Libia para extender la democracia y los derechos humanos por el mundo nos encontraríamos cómo el cuerno de África es territorio prohibido, cómo occidente mira para otro lado mientras los dictadores paguen con diamantes o petróleo, cómo el resto de conflictos étnicos que tienen una raíz colonial y otros problemas, hambrunas, falta de derechos de todo tipo, no interesan nada a esos «liberadores». Nada.

2 comentarios en «Libia, intereses y derechos humanos»

  1. La historia esta plagadas de ejemplos que demuestran que los conflictos nunca son de igual a igual, además todas las guerras que se han librado tienen algo que ver siempre o casi siempre con lo económico, las luchas han sido y seguirán siendo el pretexto para apropiarse o adueñarse de aquello que no les es posible hacerlo bajo sus propios medios, todos bajo la misma lógica, cuando quieres algo, hazlo tu enemigo eso lo justifica.

    Los derechos humanos son decorativos y los países que quieren mostrarse como ejemplo, son aquellos que no los respetan.

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