Afganistán: Tropas y violencia contra la mujer

Es la obsesión del actual presidente de Estados Unidos, Barack Obama, es poder acabar con el polvorín de la República Islámica de Afganistán, protectorado estadounidense (perdón, de la OTAN) tras la rápida guerra iniciada en el 2001 y que realmente no ha terminado. ¿Cómo solucionará el problema? Tres vías, una la diplomacia internacional, acuerdos con Irán mediante y favoreciendo pactos como el de Afganistán con Pakistán contra los «talibanes» -pero solo contra los «malos»-, favorecer la integración de los talibanes -que «abandonen la violencia»- en el nuevo protectorado a la par que se aúpa a los antiguos y actuales señores de la guerra otra vez y, por último, se destinará más soldados y personal que «entrenará» a los afganos, ese momento Vietnam

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Patrocinador esquivo

«Irán es el principal patrocinador del terrorismo», brama Bush. Hace unos años, el principal patrocinador era Afganistán, poco después lo fue Iraq, y esos dos países cayeron bajo las bombas estadounidenses y de sus aliados, bombas y bombas, autorizadas por la ONU o no, eso es indiferente para la mayor potencia del mundo. El patrocinador, al parecer, resulta realmente esquivo. Estuvo ya en dos gobiernos, y el cambiar de mandatarios (¿y sistemas?) en esos países no cambió nada en el panorama internacional de los terroristas. Más aún, ahora hay más atentados que antes, ahora hay más muertes.

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