Donde dije recorte digo ajuste

Una de las cosas que más (me) fastidian de esta crisis es la doble vara de medir de algunos, y la neolengua que se emplea ya desde hace años pero que tiene un nuevo punto de sobreutilización ahora casi desesperante (es que incluso recorte, en su día, fue un eufemismo, ahora se usa un nuevo eufemismo para evitar el ya maldito recorte). Hace unos años la prima de riesgo tenía nombre propio, todo se debía a lo que hacía el gobierno (mal, por supuesto), las amnistías eran un suicidio y las subidas de impuestos «en ningún caso» se tenían que hacer (ojo al absolutismo del «en ningún caso»), ahora en cambio todo es culpa de los malos mercados, de los especuladores antipatrióticos. El ejemplo lo voy a poner con tres portadas de La Razón: Recorte antisocial de Rodríguez (15 mil millones), acelerar las reformas y ahorro por parte de Rajoy (10 mil millones en Sanidad y Educación) y ajuste de 40 mil millones también de Rajoy (en dos años, 10 millardos ahora, 30 el próximo ejercicio). Antes bajar el sueldo a funcionarios era un recorte antisocial, hoy eso mismo (quitar una paga es bajar el salario anual) es un ajuste. (Las portadas de El País de esos mismos días acá: 1, 2 y 3.) Actualizo: ¿Vieron la portada de La Razón de hoy? «Sacrificio», arrimar el hombro, resultados buenos al final y sindicatos malos e irresponsables. Hace unos años se criticó desde esa tribuna a los sindicatos por no movilizarse más. En ABC no mereció ni foto de la portada y el mayor recorte era la segunda noticia de la misma. En El Mundo se opta por destacar que no hay alternativa (titular principal) pero la foto es para los palos a los mineros.

El mito sobre las deudas, a propósito de un editorial de El Comercio

Evolución de la Deuda en relación al PIB

Estoy de acuerdo cuando se dice que no es una «crisis del capitalismo», porque no lo es, no estoy de acuerdo con que se diga que es una «Crisis del Estado Social», como hace se tramposamente en el editorial de El Comercio. Es una «crisis en el capitalismo» (crisis, por lo demás, cíclicas). Y hace trampa porque la crisis en Grecia no tiene el mismo sentido (ni la misma forma) que la ocurrida en Irlanda, en España, en Portugal, en Italia… cada país muestra una serie de peculiaridades no solo en dónde viene la parte gorda y preocupante de la deuda (en Grecia sí es la parte pública, como en Italia, en Irlanda o España es la deuda privada lo que fastidia al total de la economía), unas condiciones productivas distintas (Alemania sale de la crisis distinto que España entre otras cosas porque su crecimiento se basa y basaba en la exportación y las tecnologías, mientras que el crecimiento español, ese milagro que tantas veces se ha aplaudido en El Comercio, se sustentaba en el ladrillo especulativo, que hoy tumba bancos y cajas, y para salir se tienen que reforzar sectores ignorados e inexistentes), mercados distintos.

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Vargas Llosa y el experto en economía española

Por fin me puse con la última nota de Mario Vargas Llosa, «Las ficciones malignas» (publicado primero en El País, pero les enlazo La República, porque sí), en que básicamente dice que todo el que no piensa como él (en el terreno económico) vive engañado en una ficción maligna (válgame dios, olvidaba que El Mercado, con mayúsculas y en bastardilla, es un ente natural que se autorregula solo y todo es perfecto, si las frías manos del resto no se entrometen, claro), o engaña a los demás (que es mucho peor), a lo que Antonio Avendaño replica, así que no voy a repetir lo que otros ya señalan bastante bien. Les recomiendo leer ambos artículos. Pero fíjense en el largo paréntesis que introduce en el segundo párrafo el hispanoperuano más conocido. ¿Lo leyeron? Bien, cierto, yo no estoy de acuerdo con Krugman sobre el «corralito», no les llamo la atención sobre eso, sino sobre la mención a César Alierta y lo bien que parece conocer la economía española… ¿Seguro, señor MVLL, seguro? Veamos. ¿Qué decía Alierta, presidente de la multinacional Telefónica, allá en 2007? Que la crisis financiera no afectaría a España, campeón del mundo en sistema bancario y tal. Bueno, se equivocó con la crisis (como mucha tanta gente, entre ellos los que gobernaban y ganaron las elecciones), pero estaba claro, para él, en el 2009 lo peor ya había pasado, recuperación y todo bien en adelante. Que no pasó lo peor en el 2009, el año indicado era el 2010, el resto son errores de dígitos. Supongo que si todos los años digo que lo peor ya pasó y vamos a crecer, en algún momento acertaré. Ah, CA vende a sus accionistas e inversores un futuro mejor, no va a decir nunca que todo está mal e irá a peor durante mucho tiempo, por evidentes razones. Supongo que es una ficción maligna la que engaña a MVLL y le hace creer que un presidente de una gran compañía conoce mejor la economía de un país por el mero hecho de hacer negocios (en ese sitio y otros muchos), confundiendo la micro con la macro economía, además.

Inmigrantes y burbuja inmobiliaria

Grandes afirmaciones requieren de grandes pruebas. Entiendo que, en un programa de radio durante una tertulia, sea difícil siquiera citar las pruebas que se tienen para realizar una de esas sentencias que llenarían titulares si un líder político las propinara. En «Días como Hoy», programa matinal de Radio Nacional de España, una de las tertulianas (que suele ir una vez a la semana, que está adscrita a la FAES), cuyo nombre no recuerdo, en medio intercambio de «y tú más» con un socialdemócrata sobre cuándo se originó la burbuja inmobiliaria en España soltó la perla doble (no es totalmente literal, no tengo tanta memoria): «el bum inmobiliario se dio por los pensionistas europeos que compraron pisos en España y por la política de Zapatero de «papeles para todos»». Toma ya.

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La necesidad de salir a la calle

¿Salimos o no salimos a la calle? ¿Cualquier consigna vale para llenar la calle? Para De Igual a Igual: «La necesidad de recuperar la calle. Pero no a cualquier precio, no con esas consignas…». Sobre la manifestación de ayer y las consignas que sacaron a las dos centrales sindicales principales a la calle.

Cabezas de turco para limpiar consciencias inversionistas

Cero de autocrítica. El otro día en clase (de Políticas Públicas Socio-Laborales) se comenzó un breve debate sobre el tema de los altos sueldos de directivos, sobre todo de las entidades financieras, también de las intervenidas, a raíz de un artículo de no recuerdo quién publicado en El País que abogaba porque la «mano visible» del Estado guiara por el camino «correcto» a la «mano invisible» del mercado y evitar crisis como la actual. Ante todo, estoy de acuerdo con la crítica a esos salarios, a esa desigualdad salarial que no deja de crecer (en España es sangrante, los altos directivos son de los mejor pagados de la UE -entre los primeros puestos, no el primero-, mientras que los trabajadores estamos por debajo de la media, además, se ha incrementado los salarios de los altos directivos mientras el poder adquisitivo de los trabajadores ha bajado en la última década), y que la estructura salarial (de primas) favorece la especulación y la toma de decisiones arriesgadas que nos han llevado a la actual crisis (una de las tantas concausas).

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El debate de la crisis (II de II)

[Para leer la primera parte, dé click acá: «El debate de la crisis (I de II)»]

¿Y la izquierda no-capitalista?
Aceptemos entonces que los socialdemócratas, desde hace demasiado, son una «izquierda capitalista» (y lo de «izquierda» lo mantengo más por respeto a su propia historia que por otra cosa, salvando además a los socialdemócratas que no se han sumado a la «tercera vía»), entraron en el mismo debate que las derechas capitalistas y lo que han hecho es sumar esfuerzos con los keynesianos, consiguiendo pequeños triunfos en los foros internacionales donde los poderosos deciden cómo resolver los problemas de los más poderosos, siempre con grandes cesiones a la contraparte (así pues, el Estado interviene de forma clara, pero sin controlar a los agentes privados intervenidos, lo vemos en los bancos y en casi todos los sectores «ayudados»; el Estado, eso sí, se reserva la potestad de más programas sociales pero con partidas presupuestarias brutalmente más pequeñas que las orientadas a los grandes agentes económicos empresariales, etc.), con ello, el mensaje «distinto» de la socialdemocracia se diluye en favor de quienes son vistos como mejores gestores de los dineros, aunque sean concausantes de la crisis económica actual.

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El debate de la crisis (I de II)

Algunos de los problemas (entre otros muchísimos) de las izquierdas durante esta crisis es, por un lado, que la misma era «del sistema» y no una de las tantas cíclicas que hay, y por otro, no presentar una alternativa real al capitalismo, sino centrar las críticas en unas políticas concretas del capitalismo ofreciendo «más capitalismo» como respuesta a la crisis económica (cíclicas en el capitalismo, no lo olvidemos). ¿El resultado? Las izquierdas no avanzan, más bien retroceden, sobre todo las izquierdas socialdemócratas, que son las que más «cometen» los dos problemas antedichos.

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¿»Nuevo orden mundial»?

Francamente estoy sorprendido. Realmente sorprendido. No ya por las conclusiones y medidas adoptadas en la Cumbre del G-20 (o G 2X, porque no son 20), muchas de las cuales suenan tan descaradas (Estados que controlan paraísos o semiparaísos fiscales hablando de la necesidad de eliminarlos cuando están en su propia casa), otras tan absurdas, y muchas como más de lo mismo y pura retórica (esos 20 pidiendo más globalización mientras 17 de ellos tomaban medidas proteccionistas, esas mismas que cuestan bloqueos y sanciones a otros países)… Vuelvo a lo que quería decir, que me pierdo entre paréntesis, como decía, estoy sorprendido ante la desfachatez de oírles decir que tras esta cumbre se inicia un «nuevo orden mundial».

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«Se puede hacer un paréntesis en la economía de libre mercado»

Publicado también en De Igual a Igual

Entre la sensatez y la cara dura. Así es el vaivén de los grandes empresarios del mundo en esta época de crisis y ruptura del dogma de la desregularización gubernamental y la autorregulación dentro del mercado por sus propios agentes. Las declaraciones de Gerardo Díaz Ferrán, presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE, esto es, la patronal de patronales), son más que ejemplarizantes de lo que estamos viviendo: «Creo en la libertad de mercado, pero en la vida hay coyunturas excepcionales. Se puede hacer un paréntesis en la economía de libre mercado«.

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