Sobre el discurso de Humala

El discurso del presidente al asumir el mando del país quedó totalmente opacado tanto con la trolleada de juramentación del mismo como la respuesta aireada del fujimorismo, tanto durante como después del acto, pidiendo hasta la vacancia presidencial -y eso lo dicen desde una bancada que hasta juran por un preso-, en cuanto a los unos y los otros y su reacción, me remito a la columna de Marco Sifuentes en Perú21 el otro día, creo que insistir mucho más en esto es aumentar el ruido y permitir que ganen los troles, tanto la «provocación» del presidente como el protagonismo chillón buscado por el fujimorismo derrotado (que jugará al escándalo perpetuo, qué diferencia con su postura aliada y dialogante durante el lustro anterior), todo ese vocerío ha encontrado un hueco importante no solo en columnas de opinión, sino también en las noticias, donde siguen apareciendo con un papel relevante, solo parcialmente sustituido por las estridencias que vienen desde Perú Posible.

Se decía, antes del discurso de Ollanta Humala, que iba a hacerlo de cara a la galería, esto es, a sus votantes, sobre todo tras las decisiones e qué ministros jurarían con él. En realidad la alocución presidencial estuvo más cercana a lo que mantuvo durante la campaña de la Segunda Vuelta que a su programa de gobierno, manteniendo, eso sí, un discurso socialdemócrata algo más asentado de lo previsible tras algunos nombramientos de ministros, vinculado en todo momento al nacionalismo del que todo viene y al que todo va en Humala (no por gusto es del Partido Nacionalista Peruano), sin olvidar en ningún momento su origen militar (desde el saque se define como un «soldado de la República»), por ello el primer tema del discurso y sobre el que pivota el mismo es la «patria», qué es el Perú y cómo somos los peruanos (mejor dicho, cómo nos entiende él).

Promesas concretas*:

  • Respetar las reglas fiscales;
  • Honrar los acuerdos comerciales con países y bloques amigos;
  • Aumentar en 75 soles la Remuneración Mínima Vital desde hoy día y otros 75 soles más en el 2012 para alcanzar los 750 soles, ligando las subidas de remuneraciones a la productividad y al crecimiento económico;
  • Creación del Consejo Económico y Social, con participación de empresarios, trabajadores y «representantes de la sociedad civil»;
  • Mejora de las condiciones laborales, sobre todo de los CAS y los SNP;
  • Creación del Ministerio de Desarrollo y de Inclusión Social;
  • Reagrupar los programas sociales;
  • JUNTOS deberá alcanzar los 800 distritos más pobres;
  • 250 soles, dentro del programa «Pensión 65», para los ancianos pobres sin ingresos, que deben alcanzar los 800 distritos más pobres de forma progresiva;
  • El programa «Cuna Más» deberá alcanzar los 800 distritos más pobres, acompañado de un programa contra la desnutrición infantil que incluya desayunos y almuerzos en las escuelas;
  • Reagrupación de los programas existentes de becas para crear un único programa de «Beca 18» que permita la educación de jóvenes sin recursos económicos y buen rendimiento escolar en niveles superiores (técnicos o universitarios);
  • Conseguir la «jornada de 8 horas de estudio» y reforzar el sistema de acreditación universitaria;
  • Instalación del sistema de Atención Móvil de Urgencia (SAMU), que se iniciará en Lima y tres capitales de departamento;
  • Creación de un programa para facilitar el acceso a medicinas genéricas de calidad;
  • La construcción de unos 50 hospitales en las capitales de provincia que aun no tengan ninguno (el objetivo es que al menos haya un hospital por provincia);
  • Los contratos con las mineras serán respetados, pero se negociará que las ganancias extraordinarias de las empresas mineras contribuyan al «esfuerzo nacional en pro del combate contra la pobreza»;
  • El Gas del Lote 88 se orientará prioritariamente al consumo interno y se realizarán «acciones para que se reduzca significativamente el precio del balón de GLP» sin distorsionar el mercado, y dentro de la política de masificación del gas Lima, en cinco años, deberá contar con unas 400 mil conexiones;
  • Se apoyará la elaboración y construcción de proyectos ferroviarios;
  • Una promesa para que el Perú tenga una «línea aérea de bandera» (no dice si será una compañía pública, privada, mixta o cómo se hará);
  • Reconocimiento de la Asamblea de Gobiernos Regionales dentro de la creación de un «mecanismo de relación fluida del gobierno con los presidentes regionales»;
  • Reconstrucción de los pueblos afectados por el terremoto de 2007 (donde participarán los batallones de ingeniería de las FF.AA.);
  • Creación de un Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana y Política de Lucha contra la Criminalidad (similar al CDN);
  • Incremento de los salarios de los policías y reforma del sistema de remuneraciones;
  • Activación de un «Servicio de Policial Voluntario»;
  • Creación de penales fuera de Lima y las principales zonas urbanas;
  • Trabajos forzosos físicos para condenados por graves delitos;
  • Penas más altas si los delitos se cometen con el uso de armas de fuego;
  • No legalizar ninguna droga ni cultivo: Combatirlas directamente;
  • La corrupción será tratada como problema de seguridad, defiende la imprescriptibiliad de esos delitos, la inhabilitación a perpetuidad, la supresión de penas condicionales y prisión efectiva, así como la eliminación de los beneficios penitenciarios para esos reos;
  • Mejorar el equipamiento de las FF.AA. así como reformar su sistema remunerativo, respetando en todo caso las pensiones;
  • Creación de un Instituto Tecnológico de las FF.AA.;
  • Fomento del retorno de los emigrantes peruanos favoreciendo la concesión de créditos a su favor.

Humala sigue insistiendo, y esto sí está en la línea con su plan de gobierno, en la Economía Nacional de Mercado Abierta al Mundo, no cuestiona la globalización en la que vivimos, sino nuestro papel en la misma (quiere que el Perú sea protagonista, no simplemente un país que vende materia prima), coloca al Estado no como agente principal de la economía, sino como «promotor» tanto de inversiones como de mejoras sociales, en favor de la «inclusión social», tampoco cuestiona, de esta manera, el capitalismo en sí mismo, simplemente quiere «corregir» sus resultados no demasiado perfectos. Ojo en este punto, no es que a corto o medio plazo nos presente esta hoja de ruta de ir mejorando el funcionamiento del mercado para finalmente reemplazarlo con otra cosa, no existe ese final a largo plazo, nos promete así más capitalismo.

Un tema positivo, aunque no sé si finalmente lo hará así (sobre todo viendo algunas actitudes tan personalistas como que la página web de la Presidencia del Perú, presidencia.gob.pe, redirija a «OllantaPresidente.pe», confundiendo totalmente lo que es un escaparate virtual para un órgano del Estado -la presidencia de la República- con la persona que ocupa ese cargo), es el favorecer la concertación y la participación social, ya sea en esos instrumentos de comunicación entre los distintos gobiernos, ya sea buscando pactos en el Congreso (donde no tiene mayoría absoluta, por otro lado), ya sea favoreciendo los Presupuestos Participativos y demás. Tiene razón cuando dice que para que una transformación sea durable en el tiempo debe venir de grandes acuerdos, hay cosas que cuando se imponen no funcionan, lo que cuestiono, personalmente, es la dirección de su «transformación» (o llamarla así siquiera). Aunque esa participación no debería incluir a la policía con ese «servicio Policial Voluntario»…

En materia laboral promete poco, es cierto que no se olvida del aumento de la RMV, pero al ligar posibles incrementos a la productividad comete un gran error: Son dos temas (el salario y la productividad) que no deben ir de la mano. Es insistir en la creencia de que el salario se marca en relaciones que van más allá de la negociación, esto es, del enfrentamiento de dos agentes con dispar poder, la productividad, por otro lado, depende más del empresario que del conjunto de los trabajadores (en tanto que la fuerza de trabajo se convierte en trabajo efectivo con los recursos y la dirección del empresario). Poco más, salvo la promesa de reducir la informalidad, hay para los trabajadores del Perú en el discurso presidencial.

Humala Tasso no acabará con los CAS, con lo que mantendrá un régimen injusto y excepcional en donde la administración en vez de contratar como es debido a su personal (mediante contratos laborales o funcionarios) recurre a ese engendro creado por la administración de García. Mejorar los CAS no sirve de nada, deberían desaparecer, y es algo que compete directamente al Estado.

El tema de la inclusión social, por otro lado, está presente en todo su discurso de forma consistente, así desde esa crítica al Estado por dar la espalda a todo lo que no es Lima como el hacer nuestras diferencias una ventaja y no una razón para la discriminación, pero, ya en el plano de las medidas, las mismas son más bien asistencialistas, y la reducción de la pobreza resulta una promesa como consecuencia del crecimiento y de la lucha contra la informalidad que de un plan concreto, lo mismo con eliminar la exclusión social. También mantiene el error de vincular fuertemente las políticas sociales a la clasificación de los distritos, si bien es un buen sitio dónde comenzar las políticas, mantiene un esquema de programas sociales que olvida que hay extremos pobres viviendo fuera de los distritos así clasificados. La igualdad en Humala es más una búsqueda de «igualdad de oportunidades» que otra cosa (y esto lo menciono sin dejar de reconocer que una igualdad de oportunidades, estando el Perú como está, sería un gran avance).

En materia penal, y recordemos que la inseguridad fue uno de los ejes de su campaña, promete más mano dura, que es una receta que a mí me desagrada bastante. Cierto, promete mucho contra los corruptos (no tanto así contra los corruptores), pero el mero incremento de las penas o disuade cuando las condenas se compran y venden. También asume el discurso prohibicionista sobre las drogas.

Aun sigue la duda, al ver su gabinete, de qué tanto de lo que promete lo cumplirá, o al menos la forma y el alcance de la forma en que cumple con la palabra dada.

Ya en otra ocasión me extenderé sobre el nacionalismo y lo dañino que termina resultando para todos los obreros y campesinos de cualquier país.

*Puede que en el listado de promesas concretas me haya olvidado alguna, también puede que alguna de sus declaraciones no la vea como «promesa concreta» sino como declaración de intenciones y por eso no la haya incluido y ustedes sí la consideran promesa concreta…

2 comentarios en «Sobre el discurso de Humala»

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